En esta ocasión no tratare tema cancha, es sabido por todos,
que el cuadro de Mohamed no tiene variantes, que tiene pocas cartas para
descifrar parados e ideas del rival, en esta ocasión, me gustaría compartir
como veo la metamorfosis de la afición y el mismo club que busca una nueva
identidad cuando está ya venía con el ADN de la afición, de esa que vivía el
futbol con respeto, pasión y alegría.
Yo recuerdo cuando era niño, cuando empecé a ser aficionado
a la pandilla, una de las razones que me hizo inclinarme a sentir los colores
albiazules fue su afición, que el equipo peleaba más torneos en la mediocridad
que las esperanzas de levantar un título, en aquellos románticos tiempos de los
noventas, donde el futbol se sentía, se vivía, se comía, no había redes
sociales, no existía la injerencia de medios cargado hacia un equipo, salvo en
los medios del centro del país, esos tiempos románticos, donde la grandeza de
un equipo era sostenida por su afición.
Ahora vemos tiempos donde buscamos equipararnos a los
grandes del mundo, puede servir de modo aspiracional compararte con ellos, sin
embargo, compararte, o emular lo que hacen los grandes o sus aficiones, es una
burda copia que carece de identidad, copiamos modas, canticos, hasta insultos,
y el club, hace lo mismo, compra “influencers”, promociona una marca hasta que
te hartes y termines de aceptarla, pero lo que no “copia”, son los modelos de
negocios, la forma de tratar a la afición, la manera de traer lo mejor de lo
mejor posible con los recursos que se cuentan.
Ahora, hay personas que sin saber quién les da la autoridad,
te dicen cómo comportarte, como expresarte, y como vivir la pasión por la
pandilla, no es malo abuchear a un jugador, no es malo abuchear a un equipo
completo, así como tampoco lo es, apoyar incondicional, gritar en las buenas y
en las malas, aplaudir al ganador y enaltecer al caído, hay una delgada línea entre
solo exigir por exigir y exigir para mejorar.
El ser humano como tal, no acepta críticas, y como mexicanos
que somos, solo nos interesa el resultado, no tenemos capacidad de análisis, de
ver contextos y hechos, nos nublamos solo con el resultadismo, por más efímero que
sea, y lo mismo es con la afición, esta metamorfosis de que solo ver el resultado,
y exigir sin dar ideas para mejorar, quizás y lo más seguro que muchas voces
que buscamos exigir para mejorar sean apagadas por los que “dictan” las formas
de comportarse, y con souvenirs del club apaguen a los que en algún momento
intentaron cambiar la mentalidad de la afición.
La afición de rayados desde el 2003 comenzó a fracturarse, empezó
a tener bandos, y eso ha sido más perjudicial, ya que la dirigencia solo busca
mantener el consumismo extremo, que han logrado con esos “influencers” que solo
han ido desuniendo a una afición que era más grande que el equipo mismo, y
ahora es solo un reflejo del mismo, sin ideas, ni ganas de cambiar la forma de
jugar para exigir para mejorar, que a final de cuentas, el aficionado de
maneras directas e indirectas, es el que genera los recursos para el club.
@tecno82